¿Es importante cepillarse los dientes para mantener una boca sana?
Sí. Un correcto cepillado es imprescindible para eliminar la placa bacteriana que se acumula en los dientes y que es la responsable de la aparición de caries y de la enfermedad periodontal.
Los dientes se deben cepillar al menos dos veces al día, preferiblemente después de cada comida y de manera pausada, con movimientos cortos y elípticos, prestando especial atención a las muelas del maxilar y a los incisivos de la mandíbula, pues son zonas de difícil acceso y por tanto, de mayor acúmulo de placa.
No debemos olvidar cepillar la lengua, para evitar el mal olor.
Como apunte, los cepillos eléctricos son más efectivos que los cepillos manuales.
¿Y es suficiente con el cepillado?
No, no es suficiente. También se debe hacer uso del hilo dental para eliminar la placa bacteriana que se acumula entre los dientes, donde a menudo comienzan las caries y la enfermedad periodontal. Para quienes tienen dificultad en el manejo del hilo dental, el Waterpick o agua en chorro a presión, es una buena alternativa.
Igualmente, es importante utilizar colutorios, preferiblemente sin alcohol -ya que irrita la encía-, pues contribuyen a dejar la boca completamente aséptica, esto es, libre de gérmenes.
¿Cada cuánto tiempo debo reemplazar mi cepillo de dientes?
Como máximo, cada tres meses, o antes, si las cerdas están dobladas.
¿La alimentación influye en la conservación de la dentadura?
Sí. Los alimentos más perjudiciales para los dientes son los azúcares, ya que los microorganismos que originan las caries se alimentan de azúcar. Hay que tener especial cuidado con los azúcares pegajosos, como las golosinas, que se introducen en las fosas de los dientes y con los alimentos que picamos entre horas.
Los zumos procesados y las bebidas carbonatadas también son nefastas para los dientes, ya que la mayoría presentan, además de un alto contenido en azúcar, una elevada acidez.
Lo ideal es llevar una alimentación variada y equilibrada, rica en frutas y verduras, no picar entre horas y moderar el consumo de dulces y azúcares.
¿El consumo de tabaco tiene algún efecto en los dientes?
Sí. El tabaco triplica el riesgo de desarrollar la enfermedad periodontal, disminuye la respuesta al tratamiento de ésta y aumenta el riesgo de pérdida dental hasta en un 70%.
Además, el tabaco es considerado el mayor factor de riesgo en el fracaso de implantes y otros tratamientos rehabilitadores.
¿Qué es la enfermedad periodontal?
La periodontitis es la segunda fase de la gingivitis; ambas cursan con inflamación y enrojecimiento de las encías, sangrado al cepillarse, etc., pero la periodontitis, a diferencia de la gingivitis, cursa con inflamación de los tejidos que sostienen al diente. De esta manera, el hueso alveolar que rodea al diente se reabsorbe y empieza a ser visible la movilidad dentaria que, si no es tratada, ocasiona la perdida de la pieza.
¿Tiene cura la enfermedad periodontal?
No. La enfermedad periodontal es una enfermedad crónica que no tiene cura, pero sí tratamiento; es decir, cuando el hueso ya se ha reabsorbido no es posible que vuelva a su altura original, pero si podemos tratar los dientes para redicir su movilidad. De este modo, si no perdemos más hueso, podremos conservar los dientes de por vida.
¿Qué puedo hacer para evitar la enfermedad periodontal?
Mantén una adecuada higiene y no descuides tus revisiones periódicas. Acude al dentista al menos una vez al año para hacer una una revisión completa y una limpieza dental. La intervención del odontólogo es clave para diagnosticar el estado general de la boca y actuar a tiempo si existe algún problema, como caries o enfermedad periodontal.
Cuanto antes se ponga solución, mejor pronóstico habrá.
¿Existe una relación entre la salud dental y el estado de salud general de las personas?
Claramente, sí. Un ejemplo de ello es la diabetes, ya que el tratamiento precoz de la enfermedad periodontal contribuye a controlar la glucemia. Otro ejemplo es que los gérmenes que anidan en la boca pueden llegar al corazón y provocar una inflamación del endocardio por una infección bacteriana o endocarditis bacteriana.
Una mala salud bucodental puede ser indicador de enfermedades que ya se tienen o que no han sido diagnosticadas, además de derivar en otras que podrían evitarse si aumentara el grado de concienciación sobre la importancia de cuidar la dentadura.
Por lo tanto, mantener una correcta higiene bucal, llevar un estilo de vida saludable y acudir al dentista con regularidad contribuyen a la salud general y a que los dientes se mantengan sanos y podamos conservarlos toda la vida. Una boca en buen estado, limpia y cuidada, no es solo una excelente carta de presentación, sino un termómetro de nuestro estado de salud general.
¿Influye el estrés en nuestra dentadura?
Sí. Una de las consecuencias del estrés es el bruxismo, que no es otra cosa que rechinar o apretar los dientes involuntariamente unos contra otros. Como consecuencia del bruxismo, los dientes se desgastan, el esmalte que recubre los dientes se descascarilla y se pueden producir problemas articulares y dolores de cabeza.
Si sospechas que eres bruxista, coméntaselo a tu dentista en tu próxima visita.
¿Es inevitable perder piezas dentales con la edad?
Esta es una idea errónea: los dientes no se pierden como consecuencia del paso de los años.
Es cierto que los pacientes geriátricos sufren una mayor pérdida dentaria, pero no se debe a la edad, sino más bien a:
- Los cambios que se producen en su encía y en los tejidos que soportan al diente
- Las enfermedades sistémicas que afectan a la boca y suelen estar más presentes en la tercera edad (osteoporosis, diabetes, parkinson, disminución de la producción de saliva etc.)
Por ello, el paciente geriátrico debe realizar más visitas al odontólogo y si cuida adecuadamente su salud oral, puede conservar su dentadura de por vida.
¿Es importante la estética dental?
Sí. Está comprobado que los pacientes con una buena estética dental sonríen más que los que no la tienen y, de esta manera, tienen más éxito en sus relaciones sociales y laborables.
En la actualidad, son muchos los pacientes que recurren a la ortodoncia para alinear los dientes, reponer piezas perdidas con implantes, disimular alteraciones de la forma y el color con carillas o para someterse a tratamientos de blanqueamiento dental.