Cada vez son más los artículos científicos que coinciden en la asociación de la dieta vegetariana estricta con déficits nutricionales. Cuando esta dieta se complementa con lácteos y huevos, los problemas disminuyen o prácticamente desaparecen. La ingesta de pescado corrige en algo estos déficits, si bien depende de la cantidad que se consuma: por ejemplo, una lata de atún a la semana es insuficiente.
Las vitaminas que pueden ser deficitarias en una dieta vegetariana son la vitamina B12 y la vitamina D, en ausencia de exposición al sol. La vitamina B12 se encuentra en carnes y vísceras. También en la leche y los huevos, pero en menor cantidad. La falta de Vitamina B12 trae como consecuencia anemia, con síntomas de cansancio, somnolencia, taquicardia, mareos etc. Los análisis pondrán de manifiesto esa anemia. La mejor forma de corregirla es incorporando leche y huevos a la dieta.
Otras deficiencias pueden ser el hierro y el zinc. Aunque existe hierro en los nutrientes vegetales, éste es de más difícil absorción que el hierro presente en la carne o las vísceras. Además, los filatos -que se encuentran en los granos integrales y los taninos del café y el té- pueden disminuir la absorción de hierro.
En cuanto al zinc, no es infrecuente encontrar déficits de este mineral en las dietas vegetarianas. Las frutas y las verduras no son buenas fuentes de zinc, ya que, aunque existe en las proteínas vegetales, no está tan disponible para que el cuerpo lo asimile como el que está presente en las proteínas animales.
Se pueden encontrar comprimidos de zinc en herboristerías o farmacias, pero el hierro no se debe tomar, a no ser que se compruebe que es necesario hacerlo. Consulta con tu médico para que detecte los niveles de estos minerales en tu organismo.